El efecto cocktail party es un fenómeno hacia el cual me siento particularmente atraída, no sólo porque se trata de una de las capacidades auditivo-cerebrales más interesantes del ser humano, sino porque explica cómo en el último tiempo he malgastado, huevonamente, mi merecido tiempo de esparcimiento, en conversaciones ridículamente empelotantes.
El agua es para las ranas
Ahhhhh beber, beber, qué maravilloso es beber vino, el agua es para las ranas, dijo un chef español cuyo nombre no puedo recordar, pero que me encanta ver cocinar, porque me recuerda el preciso momento en que, Sigue leyendo
La voluntad del mono astronauta
La base de toda frustración es no obtener lo que esperas, y la base de todo 14 de Febrero con cara de traste es no recibir regalo.
La verdad detrás de la caída del pelo
Esta mañana la Gildi, amiga y noble asistente de cada viernes por medio a las ocho y media, me hizo notar que se me está volviendo a caer el pelo. Y no pude evitar maldecir mentalmente a mi ginecóloga.
Del amor, el llanto y otros demonios
Clementina se casó el sábado en Curicó. Llegamos cuando ya había comenzado la fiesta, porque un camión de tomates se volcó en la carretera, pero eso me dio tiempo de ponerme los ruleros en el auto y llegar bien peinada, como la vieja elegante que soy. Sigue leyendo
De sacerdotisa a hereje
El sábado antepasado fue la despedida de soltera de mi mejor amiga Clementina. Eso me recordó mi propia despedida de soltera –sin comentarios- y todos los ritos de iniciación que las mujeres hacemos entorno a otras mujeres, para celebrar las mudanzas emocionales a las que nos sometemos alegremente (porque ignoramos las consecuencias). Sigue leyendo