“Yo debo ser la mala, para que tú puedas ser la buena”. Es una de las frases de la película Inocencia Interrumpida (de mi lista personal de películas favoritas) con las que mi psiquis se identifica. Y una de las moralejas que susurra mi alter ego turbulento y alborotador cada vez que quiere asumir el control de mi personalidad. De mi irritantemente dócil personalidad. Sigue leyendo →
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